viernes, 15 de febrero de 2013

Sin noticias de Dios y tuyas tampoco.


Con tiempo, en poco espacio, como si fuese a una carta que esperaba en mi buzón, sin dirección postal, te escribo.

En las orillas del tiempo, cuatro labios fueron milímetros en un papel, declamando versos lunáticos entre mareas lejanas.

La esperada soledad robada al sueño, encontró alguien más allá de sus rejas de cuatro letras, voló mucho más de diez veces.

Hay palabras que se despeñan, como si viniesen flotando y eligiesen una tumba, hay otras que aterrizan y se lo piensan.

Clamor si pero no de compañía, sino de voz que lee en voz alta por dentro, que recita, en pie, sin vergüenza... Palabras de otros

Leer, pensar y callar, me vale casi como un nuevo abrazo, siempre hay que esperar que el eco no conteste, o diga lo que quiera.

Teclas, confunden mis dedos con notas, paisajes de épocas, de coros recitando algo más que unos poemas olvidados.

Me quejo de mi, de los ratos que me dedico, cuando podía estar amando a quien me deja amarme. En soledad.

Confusa carta para buscar una respuesta con dirección y remite en un buzón de correos, desde tan lejos.

Sin embargo espero que escribir a veces a una mosca, y que me responda un pájaro bello, sea matasellos.

Fantasmas y sombras vivas que buscan su alma, se miran a los ojos todos los días en un espejo de olvidos y recuerdos.

Soy de respuestas, más que de preguntas, espero que no te arrepientas de haberme escrito una carta.

alguien abrumado por las tristes reflexiones que le provoca su soledad, clama por compañía.

alguien abrumado por las reflexiones que le provoca su buscada soledad, clama.

La soledad es necesaria, para enfrentarse a los espacios todavía en blanco, de aquella hoja que vamos emborronando hace milenios.

Con mis brazos abiertos, te espero mañana, igual que hoy y ayer, entre mareas, inundado por la que ilumina todos mis cielos de última noche.